Conociendo al Autor 11
¡Hola Dragonflys!
Bienvenidos a esta nueva edición de Conociendo al Autor en la cuál tengo el placer de presentaros a Manuel Nonídez, quien tan amablemente me ha concedido una entrevista para poder compartirla con todos vosotros.
Podéis leer la reseña de uno de sus libros que subí el pasado mes al blog, se trata de El Cementerio de las Estrellas. Y al final de la entrevista, encontraréis toda su bibliografía (si pincháis en la imagen lo podréis ver con más claridad), y para ver todos los premios que le han sido otorgados, haced click aquí.
Espero que os guste esta nueva edición y la disfrutéis.
¡Nos leemos! ;)
Manuel Nonídez nació en Madrid en 1954. Es contable diplomado, aunque trabaja como informático en una empresa madrileña.
Entre sus pasiones se encuentra, obviamente, los libros, el teatro, el cine, la música, los museos, Internet, la investigación (con la que documenta sus novelas), el senderimos en el campo y en la ciudad y las charlas con los amigos.
Dragonfly: Hola Manuel. Antes de comenzar con las preguntas quisiera agradecerte que dediques unos minutos de tu valioso tiempo para concederme esta entrevista y poder compartirla con mis seguidores.
Manuel: Nada que agradecer, Verónica; siéntete en casa.
D: Bueno Manuel, me he permitido documentarme un poquito sobre ti y sé que has trabajado en edición y en periodismo en prensa, radio y televisión. También sé que empezaste como autor escribiendo relatos breves, pero ¿cómo surgió tu vocación de escritor? ¿Qué fue lo que te impulsó a escribir tu primera novela?
M: No creo que nadie se sienta consciente de ser o no escritor. No existe ningún organismo que emita tal carné. Escribir es un estado de ánimo que viene de serie. Si trato de recuperar mis recuerdos más antiguos, infantiles, siempre me veo con un bolígrafo en la mano pergeñando historias. Al llegar Reyes, siempre había rostros decepcionados en casa. El mío, porque prefería los libros a los juguetes, y los de mis padres, unas personas encantadoras pero que no lo entendían.
D: He averiguado que te gusta el senderismo y viajar. ¿Alguno de estos viajes te inspiró a crear una de tus obras?
M: Unos lo hicieron, es el caso de Toledo en “La cripta de los templarios”, otros no, pero todos mis pasos aparecen en las novelas. Me encantan los viajes por la península, y recorrer a sandalia las esquinas de sus ciudades. Vivo en Madrid y, si alguna vez me pierdo, que me busquen en su casco antiguo. En lo que queda de él. “El mercurio, el azufre y la sal” nació en estas callejuelas.
D: Mientras escribías alguna de tus novelas, ¿tuviste algún tipo de dificultad? ¿Te has sentido bloqueado en alguna ocasión?
M: Infinidad de veces. Tiene que ser lo habitual. Si alguna vez la escritura discurriera sin atascos, sin llegar a caminos de difícil salida, desconfiaría de la novela. No merecería la pena el trabajo de escribirla. Seguro.
D: ¿Qué clase de literatura te gusta leer? ¿Tienes algún autor favorito?
M: Imagino que, como cualquiera, a un libro le pido que me entretenga, o que me informe. En definitiva, busco que me haga agradable el tiempo que le dedico. Como verás, nada extraordinario. Tengo muchas preferencias, pero no un autor favorito. De algunos, he leído toda o la mayor parte de su obra, pero tampoco cuanto escriben me gusta. Es normal.
Mantengo un recuerdo muy agradable de los clásicos leídos en mis años juveniles –los mejores libros nunca envejecen-, pero me encanta lo que se escribe en la actualidad. Nunca ha existido tanta libertad para la creación. Si quieres algún nombre en concreto, en el apartado “Y otras tintas” de la Web www.nonidez.com me descubro. En parte.
D: Una pregunta difícil, si tuvieras que recomendar un lugar que hayas visitado en alguno de tus viajes y del que mejores recuerdos guardas, ¿cuál sería?
M: Nunca lo había pensado pero, sin duda, mi debilidad queda cerca: Madrid, Toledo, Sevilla, Barcelona, Gijón, Pontevedra, Mérida, Zaragoza, Valencia, Segovia, Cuenca, Huesca… Ah, y Tomelloso, donde aún pervive mi admirado Plinio. No sé, todos los lugares tienen encanto, descubrirlo es cuestión particular.
D: El mercurio, el azufre y la sal fue galardonada con el V Premio Leer es vivir convocado por Editorial Everest. ¿Qué sentiste cuando recibiste tan grata noticia?
M: Imagínalo. Lo primero, un susto enorme. Los premios son algo que siempre piensas que merecen los demás. En lo personal supuso conocer que el texto tenía calidad suficiente para ser premiado y, en lo general, me abrió muchas puertas a las que nunca se me hubiera ocurrido llamar.
D: Cuando vi por primera vez El Cementerio de las Estrellas me llamó mucho la atención su título, y al leer la sinopsis tuve la corazonada de que el libro no me decepcionaría. Ahora bien, ¿cómo te surgió la idea para escribir la historia? Y, ¿por qué elegiste ese título?
M: La vida real se rige a cada paso por circunstancias encadenadas. Tenía elaborado un primer borrador, poco más que una sinopsis amplia, cuando recibí la proposición de Everest de participar en una serie de publicaciones que pensaban sacar al mercado con vistas al Año Jacobeo. Les conté la historia que tenía entre manos y les gustó al instante. Lo siguiente fue relegar la novela que me ocupaba en aquellos momentos para dar prioridad a “El cementerio de las estrellas”. El título viene del terror que las legiones romanas sentían al llegar a Finisterre y ver cómo el océano se tragaba el sol cada atardecer. Para algunas civilizaciones, en el oeste se encontraba el fin del mundo conocido, el territorio de los muertos.
D: En el libro se pueden distinguir muchos y muy diferenciados personajes. ¿Alguno de ellos está inspirado en una persona física y real, o son producto de tu imaginación?
M: Sí y no. Todos los personajes son habituales. Te los puedes encontrar en el vecindario, por el pueblo, en la ciudad. Eso los hace cercanos y creíbles. Me gusta trabajar con esos mimbres. No poseen nombre propio reconocible, pero forman parte de nuestro entorno. Tan sólo hay que observar alrededor.
D: ¿Qué te impulsó a crear al falso peregrino?
M: En la literatura juvenil –si es que esa denominación tuviera sentido alguno- cuando se trata el mundo medieval se suele hacer con ideas modernas. Contar que hace 500 – 700 años se vivía y pensaba como en la actualidad, no sólo es un error sino una falacia. Siento un profundo respeto por el lector sin que la edad sea un factor determinante.
D: Por el final que tiene el libro, creo que no es necesaria una continuación, pero ¿tienes pensadas otras historias que embaucarán en nuevas aventuras a Roberto y Kenya?
M: Roberto y Kenya van a vivir y estudiar a Barcelona. Su forma de deporte-entretenimiento –muy peligrosa y que no recomiendo- es explorar edificios abandonados. A partir de ahí, pueden surgir incontables historias.
D: Tanto en La Cripta de los Templarios como en El Cementerio de las Estrellas la historia se alterna en pasado y presente para así complementarla. ¿Cuándo utilizas este tipo de método? ¿Crees que se puede usar siempre, o sólo cuando la historia lo requiere?
M: Es una manera de mostrar que nada ocurre porque sí. Somos herederos de cuanto hicieron nuestros antecesores, y quienes vengan detrás tendrán cuanto seamos capaces de conservar para ellos. De alguna forma, somos responsables de su vida igual que nosotros nos movemos en el entorno que heredamos. Me gusta trasmitir esa idea, pero la historia se impone y el sistema no vale para todas, hay que elegirlo con cuidado. Además de que es enormemente complicado entrelazar dos historias que juegan a complementarse sin que se estorben.
D: Y para finalizar… ¿estás escribiendo algún libro en estos momentos? Si es así, ¿en qué temática se basa?
M: Siempre. Leer y escribir forma parte de la existencia, como respirar, o la familia. Si revisas lo que escribo, verás que me encanta unir novela negra e historia. En eso estamos también ahora, pero en este caso no se trata de descubrir al criminal, sino de mostrar la crónica negra de un periodo de nuestra historia. Cada novela es un proceso largo en el que trato de disfrutar por el camino. Ya veremos qué ocurre al final. Te contaré.
D: Manuel, muchísimas gracias por responder a las preguntas y espero poder entrevistarte próximamente de nuevo. Es todo un placer contar con tu colaboración y te deseo todo lo mejor para este nuevo 2011.
M: Gracias a ti y a tu gente. No dudes en ponerte en contacto cuando mejor te parezca, porque te quedo muy agradecido por tu trabajo y dedicación. Un abrazo muy fuerte para cuantos vistan este estupendo blog. Feliz año para todos.
Podéis leer la reseña de uno de sus libros que subí el pasado mes al blog, se trata de El Cementerio de las Estrellas. Y al final de la entrevista, encontraréis toda su bibliografía (si pincháis en la imagen lo podréis ver con más claridad), y para ver todos los premios que le han sido otorgados, haced click aquí.
Espero que os guste esta nueva edición y la disfrutéis.
¡Nos leemos! ;)
Manuel Nonídez nació en Madrid en 1954. Es contable diplomado, aunque trabaja como informático en una empresa madrileña.
Entre sus pasiones se encuentra, obviamente, los libros, el teatro, el cine, la música, los museos, Internet, la investigación (con la que documenta sus novelas), el senderimos en el campo y en la ciudad y las charlas con los amigos.
Dragonfly: Hola Manuel. Antes de comenzar con las preguntas quisiera agradecerte que dediques unos minutos de tu valioso tiempo para concederme esta entrevista y poder compartirla con mis seguidores.
Manuel: Nada que agradecer, Verónica; siéntete en casa.
D: Bueno Manuel, me he permitido documentarme un poquito sobre ti y sé que has trabajado en edición y en periodismo en prensa, radio y televisión. También sé que empezaste como autor escribiendo relatos breves, pero ¿cómo surgió tu vocación de escritor? ¿Qué fue lo que te impulsó a escribir tu primera novela?
M: No creo que nadie se sienta consciente de ser o no escritor. No existe ningún organismo que emita tal carné. Escribir es un estado de ánimo que viene de serie. Si trato de recuperar mis recuerdos más antiguos, infantiles, siempre me veo con un bolígrafo en la mano pergeñando historias. Al llegar Reyes, siempre había rostros decepcionados en casa. El mío, porque prefería los libros a los juguetes, y los de mis padres, unas personas encantadoras pero que no lo entendían.
D: He averiguado que te gusta el senderismo y viajar. ¿Alguno de estos viajes te inspiró a crear una de tus obras?
M: Unos lo hicieron, es el caso de Toledo en “La cripta de los templarios”, otros no, pero todos mis pasos aparecen en las novelas. Me encantan los viajes por la península, y recorrer a sandalia las esquinas de sus ciudades. Vivo en Madrid y, si alguna vez me pierdo, que me busquen en su casco antiguo. En lo que queda de él. “El mercurio, el azufre y la sal” nació en estas callejuelas.
D: Mientras escribías alguna de tus novelas, ¿tuviste algún tipo de dificultad? ¿Te has sentido bloqueado en alguna ocasión?
M: Infinidad de veces. Tiene que ser lo habitual. Si alguna vez la escritura discurriera sin atascos, sin llegar a caminos de difícil salida, desconfiaría de la novela. No merecería la pena el trabajo de escribirla. Seguro.
D: ¿Qué clase de literatura te gusta leer? ¿Tienes algún autor favorito?
M: Imagino que, como cualquiera, a un libro le pido que me entretenga, o que me informe. En definitiva, busco que me haga agradable el tiempo que le dedico. Como verás, nada extraordinario. Tengo muchas preferencias, pero no un autor favorito. De algunos, he leído toda o la mayor parte de su obra, pero tampoco cuanto escriben me gusta. Es normal.
Mantengo un recuerdo muy agradable de los clásicos leídos en mis años juveniles –los mejores libros nunca envejecen-, pero me encanta lo que se escribe en la actualidad. Nunca ha existido tanta libertad para la creación. Si quieres algún nombre en concreto, en el apartado “Y otras tintas” de la Web www.nonidez.com me descubro. En parte.
D: Una pregunta difícil, si tuvieras que recomendar un lugar que hayas visitado en alguno de tus viajes y del que mejores recuerdos guardas, ¿cuál sería?
M: Nunca lo había pensado pero, sin duda, mi debilidad queda cerca: Madrid, Toledo, Sevilla, Barcelona, Gijón, Pontevedra, Mérida, Zaragoza, Valencia, Segovia, Cuenca, Huesca… Ah, y Tomelloso, donde aún pervive mi admirado Plinio. No sé, todos los lugares tienen encanto, descubrirlo es cuestión particular.
D: El mercurio, el azufre y la sal fue galardonada con el V Premio Leer es vivir convocado por Editorial Everest. ¿Qué sentiste cuando recibiste tan grata noticia?
M: Imagínalo. Lo primero, un susto enorme. Los premios son algo que siempre piensas que merecen los demás. En lo personal supuso conocer que el texto tenía calidad suficiente para ser premiado y, en lo general, me abrió muchas puertas a las que nunca se me hubiera ocurrido llamar.
D: Cuando vi por primera vez El Cementerio de las Estrellas me llamó mucho la atención su título, y al leer la sinopsis tuve la corazonada de que el libro no me decepcionaría. Ahora bien, ¿cómo te surgió la idea para escribir la historia? Y, ¿por qué elegiste ese título?
M: La vida real se rige a cada paso por circunstancias encadenadas. Tenía elaborado un primer borrador, poco más que una sinopsis amplia, cuando recibí la proposición de Everest de participar en una serie de publicaciones que pensaban sacar al mercado con vistas al Año Jacobeo. Les conté la historia que tenía entre manos y les gustó al instante. Lo siguiente fue relegar la novela que me ocupaba en aquellos momentos para dar prioridad a “El cementerio de las estrellas”. El título viene del terror que las legiones romanas sentían al llegar a Finisterre y ver cómo el océano se tragaba el sol cada atardecer. Para algunas civilizaciones, en el oeste se encontraba el fin del mundo conocido, el territorio de los muertos.
D: En el libro se pueden distinguir muchos y muy diferenciados personajes. ¿Alguno de ellos está inspirado en una persona física y real, o son producto de tu imaginación?
M: Sí y no. Todos los personajes son habituales. Te los puedes encontrar en el vecindario, por el pueblo, en la ciudad. Eso los hace cercanos y creíbles. Me gusta trabajar con esos mimbres. No poseen nombre propio reconocible, pero forman parte de nuestro entorno. Tan sólo hay que observar alrededor.
D: ¿Qué te impulsó a crear al falso peregrino?
M: En la literatura juvenil –si es que esa denominación tuviera sentido alguno- cuando se trata el mundo medieval se suele hacer con ideas modernas. Contar que hace 500 – 700 años se vivía y pensaba como en la actualidad, no sólo es un error sino una falacia. Siento un profundo respeto por el lector sin que la edad sea un factor determinante.
D: Por el final que tiene el libro, creo que no es necesaria una continuación, pero ¿tienes pensadas otras historias que embaucarán en nuevas aventuras a Roberto y Kenya?
M: Roberto y Kenya van a vivir y estudiar a Barcelona. Su forma de deporte-entretenimiento –muy peligrosa y que no recomiendo- es explorar edificios abandonados. A partir de ahí, pueden surgir incontables historias.
D: Tanto en La Cripta de los Templarios como en El Cementerio de las Estrellas la historia se alterna en pasado y presente para así complementarla. ¿Cuándo utilizas este tipo de método? ¿Crees que se puede usar siempre, o sólo cuando la historia lo requiere?
M: Es una manera de mostrar que nada ocurre porque sí. Somos herederos de cuanto hicieron nuestros antecesores, y quienes vengan detrás tendrán cuanto seamos capaces de conservar para ellos. De alguna forma, somos responsables de su vida igual que nosotros nos movemos en el entorno que heredamos. Me gusta trasmitir esa idea, pero la historia se impone y el sistema no vale para todas, hay que elegirlo con cuidado. Además de que es enormemente complicado entrelazar dos historias que juegan a complementarse sin que se estorben.
D: Y para finalizar… ¿estás escribiendo algún libro en estos momentos? Si es así, ¿en qué temática se basa?
M: Siempre. Leer y escribir forma parte de la existencia, como respirar, o la familia. Si revisas lo que escribo, verás que me encanta unir novela negra e historia. En eso estamos también ahora, pero en este caso no se trata de descubrir al criminal, sino de mostrar la crónica negra de un periodo de nuestra historia. Cada novela es un proceso largo en el que trato de disfrutar por el camino. Ya veremos qué ocurre al final. Te contaré.
D: Manuel, muchísimas gracias por responder a las preguntas y espero poder entrevistarte próximamente de nuevo. Es todo un placer contar con tu colaboración y te deseo todo lo mejor para este nuevo 2011.
M: Gracias a ti y a tu gente. No dudes en ponerte en contacto cuando mejor te parezca, porque te quedo muy agradecido por tu trabajo y dedicación. Un abrazo muy fuerte para cuantos vistan este estupendo blog. Feliz año para todos.
seré breve: me ha encantado la entrevista ^^ que hombre más polifacético! a mi tambien me encanta callejear por cualquier ciudad, en especial en el centro de Madrid, es taaaan sorprendente! taaan bello! a ver si dedico algo de tiempo en el futuro para leer alguna pieza de este autor, que "conociéndole" se hace mejor jijijiji
ResponderEliminarbesitos
Que buena entrevista,yo no conocía nada del autor y ahora me voy sabiendo mucho más de él.Grcias wapa! Besos!
ResponderEliminarfantastica entrevista,dentro de nada la reseña de este fantastico libro que me enamoro^^
ResponderEliminarMe ha encantado la entrevista, ha sido muy interesante. No conocía al autor, pero parece simpatiquísimo.
ResponderEliminar@Ali. Lo es Ali, lo es. Da gusto hablar con él porque es súper simpático y amable. =)
ResponderEliminarY si queréis leeros algo de él yo os recomiendo El Cementerio de las Estrellas, aunque no puedo opinar nada del resto de libros porque no los he leído, tengo pendientes dos, pero el que os digo está genial. =)